Se diría que Girauta llegó a Ciudadanos por decantación intelectual y ahí se ha quedado, feliz de haber encontrado su casa ideológica al cabo de muchos tumbos por todo el catálogo político. Girauta parece darle contenido a su apellido, como una veleta, como una Giraldilla, que se ha movido allí donde la empujaban los vientos de la historia de un hombre nacido en 1961 y que ha vivido, por tanto, el final del franquismo y todas las etapas de esta democracia nuestra, desde la Transición hasta aquella mayoría absoluta de Aznar en el año 2000,