En esta absurda batalla entre presuntos traidores y defensores de las esencias socialistas, vino ayer a “sentar cátedra” la magistrada (o jueza, sinceramente, nunca he sabido bien si son la misma cosa o qué diferencia una de la otra) Margarita Robles, quien fue “encajada”, por cierto, por decisión personal de Pedro Sánchez y sin consulta a la militancia -que ya había designado democráticamente a sus candidatos- como número dos “independiente” en la lista por Madrid del PSOE de las pasadas elecciones generales.