Una reunión secreta en la Zarzuela con el Rey, a la que asistieron Mariano Rajoy, Gallardón y Eduardo Torres-Dulce, fiscal general del Estado, y a la que no se llegó a invitar a Rubalcaba, a pesar de que se habló de ello. El objetivo era trazar un plan de Estado, una hoja de ruta para salvar a la Infanta Cristina de ser juzgada por su implicación en el caso Nóos. El fiscal de este proceso, Pedro Horrach, negó que existiera tal plan, pero ahora su negación está en cuestión.