46 personas mueren, otras 48 declaradas desaparecidas y más de 200 heridas en la ciudad ucraniana de Odesa, como consecuencia de los enfrentamientos entre los prorrusos y los derechistas nazis voluntarios de Kiev, en los que se incendió, intencionadamente, la Casa de los Sindicatos. La Unión Europea no puede permanecer callada y menos ser cómplice ante esta escalada bélica de violencia extrema, por muchos intereses geoestratégicos que existan.