Los expertos demoscópicos -y Carolina Bescansa lo es- saben que las preguntas simples, burdas, formuladas tramposillamente, sin matices, sin alternativas reales, de respuesta inducida… valen para colocarnos titulares a los medios de comunicación y para autoafirmarse algunos dirigentes políticos -y muchos dictadores-, pero no para indagar de modo científico solvente lo que realmente piensa un colectivo.