En realidad, en la Transición a nadie sensato se le habría ocurrido una votación autónoma sobre la forma de Estado, porque la extrema derecha, entonces muy potente, habría votado contra don Juan Carlos, por considerarle “traidor” al franquismo. Paradójicamente, el riesgo para la Monarquía de un referéndum no provendría entonces de la izquierda republicana, sino de la ultraderecha franquista: si el monarca designado por Franco no era obediente, la ultraderecha estaba dispuesta a todo. Hoy, 40 años después, la situación es muy distinta.