Un joven en paro fue condenado a prisión por saltar la tapia del patio de una casa y apropiarse de una gallina que no era suya en el municipio madrileño de Las Rozas. El juzgado de los penal número cinco de la capital entendió que había incurrido en un delito de robo con fuerza, del que fue sorprendido in fraganti por unos agentes de la policía local. De nada sirvió que la vivienda estuviese deshabitada y en aparente estado de abandono, ni que la afortunada gallina fuera recuperada sana y salva, ni que el joven actuara por estado de necesidad.

El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, ha manifestado este martes que la actual Ley de Enjuiciamiento Criminal (LeCrim) está "pensada para el robagallinas, no para el gran defraudador", y que ello supone una gran traba para la lucha contra la corrupción.

Resulta difícil delimitar a qué “minoría” se refiere el señor ministro cuando habla de los políticos que han metido la mano en la lata del gofioY puestos a pontificar, un poco de bobería: “Una vez los tribunales así lo decidan, yo lo que creo es que tiene que ser contundente la aplicación de la ley”El PP, lleno de mierda hasta las orejas, descubre ahora que la corrupción es mala porque los ciudada

Pues si la infanta está indefensa, cómo estarán los robagallinas que recurren al turno de oficio porque no pueden pagarse un abogado.

Declaraciones de Mónica Oltra apoyando contra la injusticia cometida contra Alejandro que acaba de entrar en prisión por 79€ .

Según el escrito, consultado por Europa Press, los hechos tuvieron lugar a principios de mayo de 2016, cuando el acusado penetró en la finca de un vecino tras desplazar la valla y accedió al gallinero. Una vez allí, y de acuerdo con la calificación fiscal, estranguló a cuatro gallinas y se hizo con otra así como con un gallo.

Parecía un caso rutinario pero un detalle asombró a los letrados, curtidos en mil batallas. Sus defendidos podían pasar 18 meses a la cárcel por robar una botella de vino valorada en 14,95 euros en un supermercado. Uno de los abogados rebuscó en su bolsillo y sacó 7 euros en calderilla. El otro puso 8. «Es un trato estupendo porque se reduce 8 meses la pena pero ellos están en prisión y no tenían nada con que pagar», explicó al salir del juicio un abogado. Su colega le recordó que le va a reclamar 50 céntimos porque él puso 8 euros.