Un extremista islámico que tenía en su poder un arsenal de armas no pudo cometer el atentado que planeaba contra una iglesia porque se disparó accidentalmente en el pie. Tras dispararse, abandonó del vehículo y llamó a emergencias, pero un reguero de sangre condujo a la policía al coche. El varón, de 24 años de edad, origen argelino y estudiante de informática, es sospechoso en la muerte de una joven cuyo cuerpo fue encontrado el domingo, antes de su detención, ya que había sido identificado tratando de llegar a Siria para alistarse en el EI.