Trabajaban en Tigray, una región azotada por el conflicto bélico. Nada de lo que escribamos servirá para transmitir toda nuestra tristeza e indignación. María Hernández era una de las coordinadoras de emergencia en Tigray (Etiopía), Yohannes Halefom Reda era asistente de coordinación y Tedros Gebremariam Gebremichael trabajaba como conductor.

Originaria de Sanchotello, municipio de Salamanca, Hernández llevaba seis años al servicio de Médicos Sin Fronteras. Allí, esta vecina de Alcorcón ejercía una labor fundamental, para ayudar a aquellos que más lo necesitan. Antes de enrolarse en Médicos Sin Fronteras había trabajado de voluntaria en otras muchas organizaciones. Y en otros países, como India y Togo, algo que pone todavía más en valor la gran calidad personal de Hernández dedicando su vida a los demás.

(...) Los últimos movimientos seguían siendo dramáticos, movilizando preocupaciones desde Europa, Estados Unidos e instituciones supraestatales como la ONU o el G7. Se habían sucedido meses de masacres como la de Axum y persecuciones contra los miembros del TPLF, retirados a las montañas después del desastre en Mekelle y perseguidos por toda la región, con las últimas entregas de combatientes del TPLF incluso desde Djibuti. UNICEF ya hablaba de un millón de desplazados, Médicos sin Fronteras de la imposibilidad de uso normal de los centros (..)

Estos días, miles de ciudadanos de la región norteña de Tigray están siendo torturados y asesinados, según una investigación llevada a cabo por el diario británico The Telegraph, que señala directamente que existen “campos de concentración”, donde el ejército etíope ha llevado y encerrado a miles de hombres, mujeres y niños tigrayanos, a los que han mutilado y arrojado a fosas comunes. Las fuerzas de ocupación de la etnia Amhara, han ido "de puerta en puerta" para arrestar, y “exterminar” a cualquiera que sea de etnia tigrayana.

"Hubo 125 muertos en la aldea de Chenna. Yo mismo vi la fosa común", dijo a la AFP Mulugeta Melesa, jefe del hospital en la cercana ciudad de Dabat.

La guerra etíope contra los rebeldes de Tigray en el norte, que dura 13 meses, se ha inclinado últimamente a favor del gobierno de Abiy Ahmed, gracias al uso de drones adquiridos de algunos países amigos. Al parecer, el ejército etíope ha capturado ciudades estratégicas con la ayuda de la inteligencia temprana y la potencia aérea gracias a estos drones armados, lo que le ha permitido asegurarse una importante ventaja militar frente a las fuerzas rebeldes que antes habían prometido "expulsar" a los enemigos. La contraofensiva federal continúa.

De los pocos más de cinco millones de habitantes que tiene la región de Tigray, en Etiopía, dos millones están desplazados. La última guerra que ya dura 17 meses se ha cobrado ya más de medio millón de muertos