La enfant terrible del Partido Popular se parece cada día más a una parodia de sí misma y hace tiempo que superó la abyección de su propio guiñol. No ha transcurrido ni un mes desde que jugase al gato y el ratón con dos agentes de movilidad y de nuevo la encontramos en primera línea del fango mediático, hábitat donde parece desenvolverse con comodidad. "Los españoles que quieren dejar de serlo luchan contra la fiesta del toreo", dice. Olvida, sin embargo, que muchos de esos "españoles que quieren dejar de serlo"