Ayer las aceras de Gran Vía se ensancharon y por su calzada sólo transitan buses, taxis, motos, bicis y los coches que justificadamente lo necesiten. Cualquiera que vea el centro de Madrid en Navidad percibe la escasez de espacio frente a unas calzadas inoperantes. Sin embargo en la última semana hemos vivido un nuevo episodio de catastrofismo mediático. Cataclismo motivado por quienes ven que, si esta medida temporal prospera, la ciudadanía cuestionará el actual statu quo del coche en Madrid. Lo analizamos con el mayor rigor técnico.