"Mi nombre es Nicola, y tenía 14 años cuando todo ocurrió". Durante varios años fue violada por los gangs musulmanes de su ciudad. La sensación de impunidad era tal que se paseaban por delante de su casa o la esperaban a la salida del colegio. Eran hombres de 20, 30, 40 y hasta 50 años de edad. Nicola empezó a hacerse cortes para resultar menos atractiva y que perdieran interés. Aún así, continuó siendo violada a diario, con amenazas a ella y a su familia. La policía le decía que no podían protegerla, y se desentendían del asunto.