A Manolo Cáceres todos le conocen como Manolo 'El del bombo', pero este apodo podría estar a punto de desaparecer, literalmente, porque a sus 71 años se va a jubilar, su bar está cerrado, no piensa abrirlo más y medita subastar alguno de sus bombos porque, con sólo "cuatro cientos y pico euros" que ingresa ahora al mes, necesita dinero para comer. "Han venido muchas veces a comprarme el bombo y siempre decía que no lo vendería por nada en el mundo, pero ahora estoy dispuesto a hacerlo" señaló a EFE en una conversación que arrancó entre lágrimas