Los llamados negocios de la precariedad son los niños consentidos del mercado. The Snuggery, por ejemplo, vende abrazos. Por 60 dólares la hora, esta empresa estadounidense te permite echar una siesta abrazado a un desconocido que simulará que le importas lo suficiente; 60 dólares, para ser más precisos. O Mom2Mom, una plataforma digital donde las madres pueden encontrar “apoyo o servicio de otras madres para que el desequilibrio entre tus horarios laborales y el de tus hijos no sea tan problemático”.
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Vale, son yanquis, son gilipollas, pero ¿cuánto tiempo creen que durará esto en España cuando Carmen Calvo o Irene Montero se enteren de que pueden participar hombres?