Obama ha realizado el test de prueba y error confirmando que la Casa Blanca tiene mucha más personalidad que los presidentes que ocupan el Despacho Oval. Quienes pensábamos que podía ser un presidente distinto fuimos sencillamente ingenuos. La historia demuestra que los imperios sucumben a sus debilidades.
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Los USA, como muchos otros países occidentales, tienen una democracia imperfecta que funciona con el piloto automático en muchas cuestiones desde hace décadas y hay grupos de presión encargados de que eso no cambie, sobre todo en política internacional.
Israel: Bueno, haga lo que haga.
Irán: Malo
Arabia Saudí: Bueno, que para eso tienen petróleo aunque sean aún más impresentables que Irán.
Venezuela y Cuba: Malos por rojos
Por otro lado, Obama no pone más que el careto y el color de su piel en este asunto, porque el poder de los lobbies en EEUU es tan grande que podrían poner de presidente prácticamente a cualquiera y las cosas no se moverían un ápice.