El sector editorial, inmerso en una precariedad galopante, está plagado de autores que venden solo unos cientos o escasos miles de ejemplares. Rostros conocidos que un lector medio identificaría con escritores, pero que no pueden vivir de ello. En cambio, otras firmas menos famosas consiguen cifras considerables de ventas que en ocasiones superan a las grandes del sector.
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Me parecería bien si Dragó se hubiera quejado de algo. Es un artículo de un periódico que solo lo nombra para hacer una comparación.
Error: es un poeta que escribe en Twitter y que usa las redes sociales para publicitarse, como muchos otros que han sabido adaptarse.
También puede que el Dragó, la Etxebarría y otros no vendan un carajo porque siempre escriben con un estilo autofelacional, para ellos solos. En el ranking que sale en el artículo se ve que Almudena Grandes y Eduardo Mendoza, dos de los grandes, revientan las ventas por arriba. Es la diferencia entre escritores y Escritores.
También me parece evidente que no es lo mismo "un buen autor" para la cultura literaria, que "un buen autor" para la industria literaria.