Dicho de una forma académica, se sabe que la ciudad actúa como filtro de la naturaleza, aun cuando esa naturaleza haya sido ya profundamente transformada por el ser humano. Y a su vez, la vivienda actúa como filtro de lo que puebla la ciudad. Una vez establecido esto, ¿se podría afirmar que la vivienda humana es un hábitat definido y singular? La respuesta es, más bien, que las viviendas son un macrohábitat que admite una subordinación de microhábitats en función de variables como tiempo de ocupación, actividad preferente y otras.