La crotoxina, extraída del veneno de la serpiente de cascabel sudamericana Crotalus durissus terrificus, se ha estudiado durante casi un siglo por sus actividades analgésicas, antiinflamatorias y antitumorales y como un paralizador muscular aún más potente que la toxina botulínica. Sin embargo, la toxicidad de la crotoxina limita su uso medicinal.