Durante las últimas semanas se han producido varias polémicas que han abierto el debate sobre cómo gestionar los conflictos de intereses en el mundo de la divulgación científica. El pasado mes de junio, la conocida pediatra Lucía Galán fue señalada por promover en redes sociales una vacuna tras haber recibido dinero de una farmacéutica y también por comercializar su imagen para vender productos para bebés. Apenas unos días más tarde, algunos de los divulgadores más conocidos en redes sociales, como José Miguel Mulet o Deborah García, entre otros, fueron cuestionados por realizar publicidad para una empresa sanitaria sin decirlo explícitamente.