La explicación de esa eterna juventud de la hidra está en su cuerpo, “hecho totalmente de células madre”, explica Martínez: el animal se regenera a sí mismo sin cesar. El hallazgo de Shinya Yamanaka en 2006, que demostró la posibilidad de rebobinar células adultas a etapas embrionarias, revolucionó la ciencia del envejecimiento. Y aunque este mecanismo está lejos de llegar a los humanos, la comunidad científica no ceja en su empeño para frenar la vejez, a la que están asociadas diversas enfermedades, como el cáncer o el alzhéimer