«Hemos visto que el SARS-CoV-2 tiene unas optimizaciones que cuesta justificar evolutivamente, de forma que la hipótesis de que sea un virus de síntesis no se puede descartar y eso ya de por sí tiene mucho peso», explica Enric Ollé, profesor asociado en el Departament de Bioquímica i Biotecnologia de la URV. «No hay que entrar en ninguna teoría conspirativa. No hay evidencias de que el virus sea artificial pero no se puede descartar y emplazamos a que se haga un esfuerzo científico que no se ha realizado aún para esclarecer más el origen.