En junio de 1989 los asistentes al famoso festival aeronáutico de Le Bourget, en los alrededores de París, se llevaron una grata sorpresa. Entre las numerosas aeronaves que participaron en el festival se encontraba un invitado muy especial: el transbordador espacial Burán a lomos del Antónov An-225, el avión más pesado creado por la humanidad. El espectáculo era impresionante. Con seis turboventiladores, el An-225 era un auténtico gigante, bastante más grande que los dos Boeing 747 SCA (Shuttle Carrier Aircraft) usados por (...)