Nuestras mascotas saben cuánto tiempo pasamos escuchando música. Entonces, ¿cómo es que los perros no acaban bailando?, se pregunta el biólogo Tecumseh Fitch. Aunque hayan escuchado una y otra vez nuestras listas de reproducción, ¿por qué parece que no “sienten” el pulso de la música ni sincronizan sus movimientos con el ritmo como nosotros? La capacidad humana para sentir música proviene de un conjunto único de habilidades, la musicalidad. Muchas de ellas están presentes en otras especies animales. Pero algunas son exclusivas de los humanos.