Las variaciones en el mencionado receptor hormonal no solamente marcan las tonalidades o pigmentos: además, provocan que los melanocitos produzcan niveles más bajos de una molécula que luego de un largo proceso se divide en diferentes hormonas, algunas orientadas a bloquear la sensibilidad al dolor y otras a potenciarla. Y es aquí precisamente donde se encuentra el eje del mecanismo descubierto.