En la práctica, esto es lo que ocurre: de la combustión del gas de la cocina (ya sea gas natural, butano o propano) se obtienen, por supuesto, CO2 y vapor de agua, pero también otras cosas como metano sin quemar, monóxido de carbono (CO), formaldehído (HCHO), dióxido de nitrógeno (NO2), benceno (C6H6) y otros hidrocarburos. Y lo malo es que nada de esto es bueno para nosotros.