Quien comenzó, ya hizo la mitad, escribe Horacio. A continuación, añade: sapere aude, atrévete a saber, o -quizás más precisamente- atrévete a ser sabio.
Obra del tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre con un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.