El 11 de febrero de 1963, en Primrose Hill (Londres) una mujer encierra a sus dos hijos dormidos en una habitación con un poco de pan y un vaso de leche para el desayuno del día siguiente. Cubre las rendijas de la puerta con toallas, abre la llave del gas del horno y mete su cabeza dentro. Primero caerá inconsciente, poco después morirá. La mujer es la poeta norteamericana Sylvia Plath y tiene 30 años. No ha superado su ruptura con el inglés Ted Hughes (que años después será nombrado Poeta Laureado del Reino Unido) y se suicida inhalando gas.
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Más curioso es el tema de Assia Wevill con una personalidad muchísimo más fuerte y acaba sucumbiendo igualmente.
El estudio de la violencia de genero y la relacción entre OCPD/histriónico-dependiente es la base en casi todos dramas que vemos en la violencia de género hoy en día. La fama siempre la lleva el psicópata pero el trastorno de personalidad obsesivo compulsivo (no confundir con TOC) es una auténtica lacra, lo malo es que comulga con las necesidades del capitalismo