Un testimonio que nos ha llegado de su época le concedió a regañadientes ser «un pintor que conoce su oficio» antes de añadir el inevitable «pero» con el que desquitarse: «pero de espíritu oscurecido, alejado desde hace tiempo de Dios, de su adoración, de todo buen pensamiento», cuya obra se caracterizaba por la «vulgaridad, sacrilegio, impiedad y mal gusto». Un odio tan depurado como el que obtuvo de tantos coetáneos no podía ser fruto simplemente del temperamento arrogante y pendenciero que le atribuían...
|
etiquetas: caravaggio , lepanto , san pedro
salu2
Una cosa me gustaría apuntar, y es que Marcantonio Colonna no era el capitán general de la armada de la Santa Liga, ese rango lo ostentaba Juan de Austria. Colonna era el almirante de las galeras del Estado Pontificio, y en Lepanto estaba subordinado a Juan de Austria.
Aún así meneo, muy interesante.