Hace mucho, mucho tiempo, un anciano honrado caminaba por la nieve un día de invierno cuando encontró un cachorro blanco abandonado en su camino. “Pobre criatura”, murmuró, y metió al perro bajo su manto para llevarlo a casa. Su mujer también se alegró de ver al cachorro. Decidieron llamarlo Shiro, y lo cuidaron como a su propio hijo.
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Pero sí, con respecto a la envidia tal vez podemos aprender que si le va mejor a mi vecino pues genial, pero es que además será más fácil que me vaya mejor a mi. Uno de los problemas que tenemos es que nuestro sistema fomenta el egoismo inútil, el destructivo, pero no el útil: el cooperativo.
Cainismo no es envidia, siendo está última el peor de los pecados a no buscar un beneficio propio, el cainismo si puede buscar un beneficio propio
#10 No lo sabía, muchas gracias.