El experimento fue llevado a cabo por los científicos franceses, Michael S. Pravikoff, Christine Marquet y Philippe HubertCon, los cuales utilizaron una «espectrometría de rayos gama», para descubrir que el vino fabricado después del desastre nuclear denotaba una cantidad alta de «partículas radioactivas», pues contenía Cesio-137, un «isópoto radioactivo» que se origina por la «fisión nuclear en armas atómicas o en reactores».
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- No cari, está irradiado.
- Póngame otra copa.
la concentración de dichas partículas en la bebida es extremadamente baja y por lo tanto, no representa ningún peligro
Y, en todo caso, de algo hay que morir.
¡Viva el vino!
La probabilidad es pequeña en cada caso, pero cada copa que se tome suma.
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