No son pocos los que creen que si una palabra no está en el diccionario, simplemente no existe, y que el uso de una de estas palabras “inexistentes” sería de alguna manera señal de ignorancia o incultura. Otros ven el diccionario como una especie de Corte Suprema del Léxico, a la cual se puede acudir para determinar qué es lo que “realmente” significa una palabra.
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Yo no aguanto a la RAE como eterna marisabidilla; pero tampoco a los que amparan su falta de criterio lingüístico o semántico en un desprecio a la Academia que tiene más de garrulería que de verdadera consciencia idomática.
Con demasiada frecuencia los paletos se justifican bajo el (supuesto) rechazo a la pedantería.
No se trata de que la RAE admita "almóndiga" como una grafía válida solamente porque aparezca en el diccionario, sino que la recoge porque es un vulgarismo de udo extendido. Y, de la misma forma, que palabras como "hembrismo" no aparezcan no quiere decir que no sean ya parte del idioma, o que "bizarro" no aparezca como sinónimo de "extraño" no quiere decir que no sea un significado que todos conocemos ya para la palabra.
Esto no quiere decir que "todo valga". Simplemente es una evidencia de que las lenguas cambian, evolucionan y palabras nuevas surgen (y otras viejas mueren), gracias a los hablantes, que son los que las moldean. La RAE simplemente documenta y, ocasionalmente, hace recomendaciones sobre este proceso.