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Fascistas catalanes: pocos, pero al abrigo de los poderes
Barcelona era una ciudad convulsa. La derecha se sentía insegura ante el avance del republicanismo, el anarco-sindicalismo y el nacionalismo catalán, más allá de tonadilleras premonitorias. Ese mismo año nacieron los Sindicatos Libres, mientras crecía el pistolerismo patronal amparado desde el poder. Cuatro años mas tarde, la dictadura de Primo de Rivera –saludada también por la derecha catalanista de Francesc Cambó– fue la respuesta a la ola revolucionaria.
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Sí, un buen estudio que por supuesto no ha salido del dinero público de los catalanes, sino de los valencianos, no vaya a ser que un estudio así les estropee el cuento a los iluminados del proceso independentista sacando a la luz los antepasados fascistas de muchos de ellos.
Llama la atención cómo la persuasión tampoco le funcionó a Falange Española en Catalunya:
"José Antonio quería atraer a las masas obreras que estaban encuadradas en las filas de la CNT para llenar así de contenido auténtico su revolución. Para ello precisaba de un discurso que nítidamente se situara al margen o en contra de ese mundo de la derecha de siempre.
El fracaso fue total. Ni los uniformes obreristas de Falange –la camisa azul– ni el discurso antiburgués hicieron mella en los trabajadores catalanes. FE fue siempre residual y el anarcosindicalismo la fuerza hegemónica. Los acontecimientos la superaron y, en julio de 1936, Falange se acabó sumando al golpe militar."