Mientras en España los dibujos con aerosoles se siguen asociando al vandalismo, los murales de Raúl Ruiz, el Niño de las Pinturas, llegan hasta Nueva York.
El principal enemigo de los grafiteros son los propios grafiteros. La mayoría de los graffitis, por muy currados o artísiticos que sean, acaban vandalizados y llenos de pintadas mucho antes de que nadie los borre. Que prediquen entre ellos mismos antes de hablar de lo incomprendidos que son, porque la mayoría de los que se borran ya están muy deteriorados y es lógico que no se quieran conservar en esas condiciones.
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