Las Bibliotecas Universitarias, donde era más común este sistema,no constituían una unidad, por un lado estaba la libreria magna (se constituía de libros de consulta que no podían ser prestados y que la mayoría de veces estaban encadenados) y la libreria parva (constituída por libros que sí podian ser prestados porque se consideraban menos valiosos).
#6 Y en las mazmorras de la biblioteca de la UI hay algunos libros con medidas más.. especiales, algunos hasta con habitaciones para ellos solos. Si los dejasen con los libros "normales" podrían acabar devorándolos (amanecen más gordos, con algunas hojas de más). No recuerdo como se llamaba pero había uno sobre sexo que tenía que estar sumergido en agua constantemente. Otros libros directamente no se dejan leer, te leen ellos a ti.
#8 Los bancos ya se dieron cuenta de las necesidades ocultas de la población, así que cada vez que te regalan un bolígrafo o un calendario de la entidad te sablean el dinero que tengas en la cuenta con las excusas más peregrinas: comisión de no sé qué, gestión de no se cuantos... Total, conocen nuestras oscuras adicciones y tratan de aprovecharse de nosotros, como saben que no podemos prescindir ni de sus bolígrafos, ni de sus calendarios, pues claro así nos va.
#15#6 Mira que sois pesados con Terry Pratchett... Parece que en Menéame no se estila más literatura que la de Pratchett y Lovecraft. Tristísimo. ¿Qué problema hay con Lope o Gil de Biedma?
Solamente el Bibliotecario se mantenía fresco. Además estaba colgado y balanceándose.
Esto se debía a que había instalado unas cuantas sogas y anillas en uno de los subsótanos de la biblioteca de la Universidad Invisible, aquel en que se guardabanlos libros, ejem, eróticos. * (* Solamente eróticos. No guarros. Es la diferencia entre usar una pluma y usar un pollo.) En cubas de hielo picado. Y él estaba suspendido lánguidamente en medio del vapor helado que se elevaba de ellas.
Todos los libros de magia tienen vida propia. Para algunos de los que tienen más energía no basta con encadenarlos a las estanterías. Hay que asegurarlos con clavos o guardarlos entre láminas de acero. O en el caso de los volúmenes sobre magia sexual tántrica para expertos exigentes, guardarlos dentro de agua muy fría para evitar que se inflamen espontáneamente y calcinen sus cubiertas absolutamente vulgares.
El Bibliotecario se mecía suavemente de adelante hacia atrás sobre las cubas burbujeantes y dormitaba apaciblemente.
Fue entonces cuando surgieron los pasos de la nada, cruzaron a toda velocidad la sala haciendo un ruido que raspaba directamente sobre el alma y desaparecieron a través de la pared. Se oyó un grito débil y lejano que parecía decir: <<¡Ohdiosesohdiosesohdioses, ya ESTÁ, voy a MORIR!>>.
El Bibliotecario se despertó, se soltó accidentalmente y cayó en picado sobre las escasas pulgadas de agua tibia que eran todo lo que separaba El goce del sexo tántrico con ilustraciones para estudiantes avanzados, firmado por Una Dama, de la combustión espontánea.
Y lo habría tenido mal de ser humano. Por suerte, en su estado presente el Bibliotecario era un orangután. Con tanta magia en estado puro campando a sus anchas por la biblioteca, sería sorprendente que no hubiera accidentes de vez en cuando, y uno especialmente espectacular lo había convertido en simio. No mucha gente tenía la oportunidad de abandonar la especie humana sin perder la vida, y desde entonces él habia rechazado enérgicamente todos los esfuerzos para hacerlo regresar a su antigua forma. Como era el único bibliotecario del universo que podía coger libros con los pies, la universidad no había insistido sober el tema.
Aquello también comportaba que su idea de una compañía femenina deseable ahora se pareciera más bien a un saco de mantequilla embutido en un rollo de neumáticos viejos, así que tuvo suerte de salir únicamente con quemaduras leves, dolor de cabeza y unas ideas algo ambivalentes sobre los pepinos, que se disiparon a la hora de la merienda.
#22 Ninguno... ¿hacen alguna referencia Lope o maese Gil de Biedma sobre libros encadenados en las Bibliotecas y cuál sería una explicación a tan absurdo hecho? ¿no? Pues resulta que Terry Pratchett si, mire usted, por eso lo citamos aquí. En realidad haber citado a Lope estaría fuera de lugar mientras que esto no lo está.
Dos detalles frikis:
Normalmente las cadenas hacen que el libro no pueda llegar al suelo, primero por evitar el mal uso que lo dañe en caso de estar el atril ocupado y segundo por que no se puedan poner un estante al que le llegue el agua si se inunda.
En casi todas esas bibliotecas hay sitio de sobra, pero en la Guildhall Library, Londres, no había tanto y en vez de usar argollas usaban bolas de grillete y estas corrían por el mueble adaptado a eso, así ninguna argolla evitaba el desplazamiento del libro hasta el atril.
#30 Churras con merinas las tuyas. Yo he hecho una broma chorra que venía a colación, y a raíz de eso tu parece que digas que tenemos algo en contra de otros escritores (que no vienen a cuento aquí).
Y que tu juzgues que es "tristísimo" que alguien mente a un autor, és más bien patético.
Me gusta leer de todo, desde Cyrano de Bergerac o Los Miserables a, sí, Mundodisco. Si eso te supone un problema, entonces el problema es únicamente tuyo.
#22 Problema ninguno... los clasicos Españoles son lo que son, referencias de otra epoca. En mi opinion (que es mia, me la follo cuando quiero y puede estar equivocada), la mayoria son infumables, aunque se salva alguno como 5h con mario o el monte de las animas (Quizas influya que la mayoria me los "obligaron" a leer en mi juventud).
Pero algo tengo claro clarinete: pocos autores Españoles tiene el rinconcito especial en mi biblioteca que tiene Pratchett o Gaiman, debido a muchas razones que te la traeran al pairo. De mi tierra solo Ana Maria Matute tiene ganado ese pequeño rincon.
#33 de broma muy triste es que un supermercado haga lo mismo para no poder abrir un contenedor de basura.
No tengo la foto pero la descripción es bastante simple, son dos cadenas en cada esquina de donde abre la tapa, al llegar la noche con una traspaleta levantan el contenedor y colocan las cadenas para pisarlas con las patas, así el propio peso del contenedor lleno imposibilita abrir la tapa pero no impide la apertura normal del camión de recogida ya que lo levanta.
#34 Eso es que han modernizado el "coge lejía y rocía toda la comida que acabamos de tirar"
Por cierto, ¿No han pensado que otra traspaleta también podría levantarlo (o una pilada de tíos cafres, en su defecto) y hacer que desaparezca la mencionada cadena cada día?
#35 era en una calle con bastante movimiento de gente así que está «vigilado», tengo la duda que el contenedor sea del propio supermercado por que si es comunal sí que la cadena no aguanta nada por que le planta una denuncia en menos de nada, aa menos que los vecinos llegaran a estar de acuerdo.
Los cafres no buscan comida en un contenedor.
#36 en ningún momento he dicho que los cafres tengan que ser personas que busquen en contenedores. Puede ser cualquier amante de la justicia social que pase por allí
Mas bien para dejar constancia de que mantuvieron el conocimiento bajo control y a buen recaudo.
Grande Terry
Saludos
todo el mundo lo sabe
¡Estamos perdidos!
Solamente el Bibliotecario se mantenía fresco. Además estaba colgado y balanceándose.
Esto se debía a que había instalado unas cuantas sogas y anillas en uno de los subsótanos de la biblioteca de la Universidad Invisible, aquel en que se guardabanlos libros, ejem, eróticos. * (* Solamente eróticos. No guarros. Es la diferencia entre usar una pluma y usar un pollo.) En cubas de hielo picado. Y él estaba suspendido lánguidamente en medio del vapor helado que se elevaba de ellas.
Todos los libros de magia tienen vida propia. Para algunos de los que tienen más energía no basta con encadenarlos a las estanterías. Hay que asegurarlos con clavos o guardarlos entre láminas de acero. O en el caso de los volúmenes sobre magia sexual tántrica para expertos exigentes, guardarlos dentro de agua muy fría para evitar que se inflamen espontáneamente y calcinen sus cubiertas absolutamente vulgares.
El Bibliotecario se mecía suavemente de adelante hacia atrás sobre las cubas burbujeantes y dormitaba apaciblemente.
Fue entonces cuando surgieron los pasos de la nada, cruzaron a toda velocidad la sala haciendo un ruido que raspaba directamente sobre el alma y desaparecieron a través de la pared. Se oyó un grito débil y lejano que parecía decir: <<¡Ohdiosesohdiosesohdioses, ya ESTÁ, voy a MORIR!>>.
El Bibliotecario se despertó, se soltó accidentalmente y cayó en picado sobre las escasas pulgadas de agua tibia que eran todo lo que separaba El goce del sexo tántrico con ilustraciones para estudiantes avanzados, firmado por Una Dama, de la combustión espontánea.
Y lo habría tenido mal de ser humano. Por suerte, en su estado presente el Bibliotecario era un orangután. Con tanta magia en estado puro campando a sus anchas por la biblioteca, sería sorprendente que no hubiera accidentes de vez en cuando, y uno especialmente espectacular lo había convertido en simio. No mucha gente tenía la oportunidad de abandonar la especie humana sin perder la vida, y desde entonces él habia rechazado enérgicamente todos los esfuerzos para hacerlo regresar a su antigua forma. Como era el único bibliotecario del universo que podía coger libros con los pies, la universidad no había insistido sober el tema.
Aquello también comportaba que su idea de una compañía femenina deseable ahora se pareciera más bien a un saco de mantequilla embutido en un rollo de neumáticos viejos, así que tuvo suerte de salir únicamente con quemaduras leves, dolor de cabeza y unas ideas algo ambivalentes sobre los pepinos, que se disiparon a la hora de la merienda.
Normalmente las cadenas hacen que el libro no pueda llegar al suelo, primero por evitar el mal uso que lo dañe en caso de estar el atril ocupado y segundo por que no se puedan poner un estante al que le llegue el agua si se inunda.
En casi todas esas bibliotecas hay sitio de sobra, pero en la Guildhall Library, Londres, no había tanto y en vez de usar argollas usaban bolas de grillete y estas corrían por el mueble adaptado a eso, así ninguna argolla evitaba el desplazamiento del libro hasta el atril.
Y que tu juzgues que es "tristísimo" que alguien mente a un autor, és más bien patético.
Me gusta leer de todo, desde Cyrano de Bergerac o Los Miserables a, sí, Mundodisco. Si eso te supone un problema, entonces el problema es únicamente tuyo.
Pero algo tengo claro clarinete: pocos autores Españoles tiene el rinconcito especial en mi biblioteca que tiene Pratchett o Gaiman, debido a muchas razones que te la traeran al pairo. De mi tierra solo Ana Maria Matute tiene ganado ese pequeño rincon.
No tengo la foto pero la descripción es bastante simple, son dos cadenas en cada esquina de donde abre la tapa, al llegar la noche con una traspaleta levantan el contenedor y colocan las cadenas para pisarlas con las patas, así el propio peso del contenedor lleno imposibilita abrir la tapa pero no impide la apertura normal del camión de recogida ya que lo levanta.
Por cierto, ¿No han pensado que otra traspaleta también podría levantarlo (o una pilada de tíos cafres, en su defecto) y hacer que desaparezca la mencionada cadena cada día?
Los cafres no buscan comida en un contenedor.