Cultura y divulgación
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El inquietante secreto de Estado que Calvo-Sotelo encontró en la caja fuerte de Moncloa

Un libro recupera las poesías de Leopoldo Calvo-Sotelo, el presidente que sustituyó a Suárez tras el 23-F. Tenía fama de aburrido y poco carismático, pero era un intelectual irónico. Esta es la vida oculta de un conservador de otra época

| etiquetas: leopoldo calvo-sotelo , españa , gobierno , adolfo suárez , 23f
  1. "Franco solo tiene un webo."
    Dios!!!
  2. Traje el papel a mi mesa y lo desdoblé cuidadosamente. El papel tenía una breve fórmula algebraica con números y letras: el número de la caja fuerte”

    España pura xD. Guardar en la caja fuerte la combinación xD
  3. El articulo es interesante pero el titular es un clickbait horrible.
    Por si a alguien le interesa esta AL FINAL DEL TODO y no era nada del otro mundo. Era la combinacion de la caja fuerte del despacho del presidente.

    “Extraje el papel. Ahí estaba el secreto de Estado. Al parecer, era uno solo: tal vez la causa de la dimisión de Suárez, o del último destino de Armada. Traje el papel a mi mesa y lo desdoblé cuidadosamente. El papel tenía una breve fórmula algebraica con números y letras: el número de la caja fuerte”.
  4. “Esa ambigüedad típica del empresario que pide libertad cuando es fuerte y pide intervención cuando es débil... Yo mismo había practicado ese doble juego mientras fui Consejero Delegado de Explosivos, pero no llegué a ser plenamente consciente de la doblez hasta que pasé del sector privado al público en diciembre de 1975. Esa doblez, muy conocida, tiene algo de la asimetría de Friedman: el empresario que por la tarde pide al Gobierno, en una mesa redonda pública, más libertad económica a la mañana siguiente, a solas con el ministro en su despacho, le pide con la misma vehemencia intervención sobre los mercados (...) El empresario que ha pedido, en un acto de la CEOE, rasgándose las vestiduras, una reducción del gasto público es el mismo que acaba de pedir al ministro una participación mayor del Estado”
  5. #3 me quedo con lo de armada...
  6. #4 No es ninguna novedad, siempre los empresarios están a favor del libre mercado en todos los sectores... menos en el suyo, que requiere de regulaciones, ayudas y barreras de entrada.
  7. Jajaja. Me he reido un montón. No sabia que Calvo Sotelo era tan divertido:


    El ruido que me preocupa no es de sables —dije en marzo del 81 a una prensa incrédula— sino de tenedores en los restaurantes donde conspira UCD y fantasean periodistas


    Y el poema dedicado a Cabanillas es la repera.

    PD: obsérvese que de aquella los políticos viajaban en tren!
  8. #TeAhorroUnClick

    La caja fuerte sólo contenía una cuartilla... con el número de la combinación de la caja fuerte.
  9. #2 ¿No me digas que Adolfo Suárez no era un genio? xD
  10. #9 o ya tenía síntomas de lo suyo ..xd
  11. Calvo Sotelo era un crack. Cuando yo era pequeño, todos los políticos eran unos señores serios, graves, que hablaban de cosas dramáticas y trascendentales. Calvo Sotelo tenía esa apariencia, pero cuando lo entrevistaban en la tele, me sorprendía su humildad cachonda e irónica. En cierto modo se reía de sí mismo.
    Para mí era un pozo de sorpresas. Creo recordar que una vez salió en la TV tocando el piano.
  12. #11 Ingeniero de caminos número uno en su promoción, hablaba cinco idiomas, buen escritor y excelente pianista. Trabajó 25 años en la empresa privada antes de meterse en política... Nada que ver con el político medio de este país entonces y ahora, normal que se le quitasen de en medio.
  13. #7 Tenía en su casa una biblioteca impresionante.
  14. Que era un tío muy culto y que tocaba el piano, lo sé, de hecho me pensaba que fue el que le espetó una vez al analfabeto funcional de Adolfo Súarez: "¡Pero Adolfo, por dios, coge un libro de vez en cuando, que no muerden!"

    Pero no, acabo de ver que fue el Ministro Fernando Abril el que le dijo eso.

    Lo de los libros, Suárez y Calvo-Sotelo, fue este último que le comentó a Suárez que en La Moncloa había "pocos libros" y eso a Suárez le hizo sentirse atacado; según el articulo, había confundido las anécodtas.
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menéame