Juan de Cáliz, un converso, fue un zapatero de San Martín de Valdepusa denunciado por blasfemar por un obrero que trabajaba para él, Alberto Rodríguez. Sobre el 10 de julio de 1559, a eso del mediodía, Juan encontró al obrero durmiendo, y le preguntó qué había hecho desde el amanecer hasta entonces, a lo que el obrero contestó que se había sentado a trabajar después de misa mayor. Entonces Juan de Cáliz dijo: “al diablo la misa mayor”. El obrero denunció a Juan ante el cura, y éste le recomendó que se personara ante el inquisidor.
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No señor juez, yo le dije: -"Pepe, por favor ten cuidado que me estás echando el plomo fundido por el cuello y me está resbalando por la espalda".
Espero que despidiese al obrero fulminantemente.
¿El tatarabuelo del novísimo de la titiritesa?