Las apariencias engañan, y ahora que reflexiono sobre esto después de visitar varios países en bicicleta me doy cuenta más de ello. Al cruzar la aduana melillense me dieron ganas de dar media vuelta y regresar a casa. Clima de confusión, ruido, desorientación y mi propia desconfianza no ayudó. Afortunadamente continué...
|
etiquetas: marruecos , bici , viaje , fotografía
Hace 15 años, cuando yo fui por allí por primera vez con un clio de 3 puertas, cada vez que te cruzabas con un coche de frente había que aminorar la marcha y ambos coches debían bajar una rueda al arcén. Así 270km. El cruce entre dos coches se hacía a unos 20km/h. Luego acelerabas de nuevo hasta 80-90. Al poco asomaba otro al fondo, levanta y aminora hasta 20 km/h otra vez. Por eso se llama la interminable.
Que te adelantaran era un espectáculo del que podías salir con el parabrisas roto por las chinas que proyectaban las ruedas de los que te adelantaban acelerando por el arcén izquierdo.
Mis respetos al ciclista que tiene los cojones del tamaño de la catedral de burgos por ir por esa carretera compartiendo calzada con taxis, camiones y todo terrenos.