Hubo un tiempo en que la frontera entre la medicina y la charlatanería era muy difusa, hasta el punto de que médicos y charlatanes trabajaban juntos. Un tiempo de curanderos que se hacían pasar por científicos y de científicos que se asombraban por los conocimientos de los charlatanes. En aquellos siglos, entre el XVII y el XIX, se consolidó esta tradición de hombres que iban de pueblo en pueblo engañando a sus habitantes con remedios inútiles y que todavía sigue vigente aunque sea con medios más sofisticados.
|
etiquetas: mentiras , charlatanes , antropología
C/P"¿Es más fácil que cuajen las palabras de un charlatán que las de un divulgador?
Hay una diferencia fundamental: los charlatanes lo saben todo. Son infalibles, mientras que los científicos y los divulgadores a veces te dicen “no sé, no te lo puedo explicar”. Es más fácil decir que uno lo sabe todo que señalar los límites del propio conocimiento. Ellos pueden curar cualquier enfermedad, han conocido todo el mundo… Un científico y un divulgador te señalan que las cosas no son ni blanco ni negro, que hay matices… Pero es más fácil decir: aquí están los buenos y aquí están los malos.
Lo mio es bueno, el resto es malo, caca.
Por lo tanto, las veces que he afirmado que cierto divulgador es un charlatán de barraca, quedan respaldadas por este estudio antropológico.
Por lo menos pillas un buen ciego.
Regla de oro: Si alguien de impecable traje y perfecta diccion te asegura que tiene un remedio para tu problema, y no te puede explicar, exactamente y de manera que lo entiendas como... Huye.