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El misterio de los Tartessos: la rica civilización ibérica que desapareció de forma abrupta
El arqueólogo y filólogo alemán Adolf Schulten no se conformó con pasar a la historia como el descubridor de las ruinas de Numancia, también quiso hallar el rastro de la antigua y misteriosa Tartessos. En un tiempo donde mitos e historia se entremezclaban, el alemán persiguió a esta civilización más allá de las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar) y excavó con toda su alma por Doñana y su entorno, pero su búsqueda resultó infructuosa.
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Las ruinas de Numancia se sabía dónde estaban desde tiempos de Fray Antonio de Guevara (primera mitad del siglo XVI), e incluso antes, pues Guevara identifica Numancia con Garray pero dice que es una opinión existente. Cito de las Epístolas Familiares de Guevara, epístola I, dirigida a Don Alonso Manrique arzobispo de Sevilla y a su hermano el duque de Nájera:
Si Plinio y Pomponio, y Tholomeo, y Estrabo dixeran que Numancia estaba cabe Duero, hubiera dubda si era Soria o Çamora; mas dicen estos historiadores que estaba su fundación a cerca del nascimiento de Duero, de lo cual se puede coligir que pues Çamora está más de treinta leguas del nascimiento de Duero, y Soria no está más de cinco, que es Soria y no Çamora. Tres opiniones son a do puntualmente fué el sitio de la ciudad de Numancia, en que unos dicen que fué do agora es Soria; otros dicen que fué de la otra parte de la puente, en un alto; otros dicen que fué una legua de allí, en un lugar llamado Garray, y a mi parescer, y según lo que yo conoscí de los tres sitios, ésta es la mayor y la más verdadera opinión, porque allí hallan grandes antigüedades y aparescen grandes edificios. Los que escribieron de Numancia fueron Plinio, Strabo, Tholomeo, Trogo Pompeo, Pullion, Trebelio, Vulpicio, Ysidoro, Justino y Marco Ancio.
Qué atrevida es la ignorancia.
Hoy se conocen fuentes históricas hititas, egipcias y griegas que mencionan a Troya. También se sabe que la Atlántida es tan real como la Utopia de Tomás Moro o la Tierra Media de Tolkien quienes, como Platón, tomaron elementos históricos y mitológicos para crear sus fantasías.
En las cercanías de esa masa de sal hay una montaña cuyo nombre es Atlas.
Es estrecha y totalmente circular; y tan sumamente elevada que, según dicen, sus cumbres no pueden dividirse, pues nunca, ni en verano ni en invierno, las abandonan las nubes. Los lugareños afirman que esa montaña es la columna del cielo.
4.- Dicha montaña ha dado nombre a tales individuos; pues, efectivamente, se llaman atlantes. Y por cierto que, según cuentan, no se alimentan de ningún ser vivo, ni tienen visiones en sueños
Esto lo escribió Heródoto, describiendo el norte de África, antes de que Platón hubiese nacido.
Nunca sintió amor de padre ni por su propio hijo Druso, ni por Germánico, su hijo adoptivo. Odiaba en Druso su carácter blando y la molicie de su vida; no se mostró por ello sensible a su muerte, y apenas terminados los funerales, se dedicó a sus acostumbradas ocupaciones y mandó abrir los tribunales. Habiendo llegado algo tarde los enviados de Troya a darle el pésame por esta pérdida, les dijo burlándose, y como quien solamente conserva un vago recuerdo, que él también se lo daba por la muerte de un ciudadano tan excelente como Héctor.
Posiblemente fuera un pueblo que alcanzara cierta pujanza durante un tiempo con los fenicios. Pero sin duda para tener una organiza minera tan compleja, aruitectonica y tal como se supone, etc etc, sin dudo deberíamos tener algo mas...
Creo que hay mas de leyenda que de cierto el asunto, los romanos mismos apenas ni mencionan nada y mas bien en plan mítico
Homero o quien (o quienes) fuese el que escribió los más de 15.000 versos de la Ilíada, también echaron mano de "elementos históricos y mitológicos" para adornar la cólera de Aquiles en los últimos días de la "guerra de Troya" (y otros hicieron lo mismo para escribir otros poemas épicos del ciclo troyano); y sin embargo los restos de Troya seguían estando allí...
Y... aunque la arqueología de hoy se sirve de otras ciencias y tecnologías que no existían en los tiempos de Schliemann o Champollion; en mi opinión, carecen de la imaginación y la persistencia de estos personajes. Menos mal que van con más cuidado que Carter.
Es semejante a la diferencia entre los geógrafos de hoy y los exploradores de antaño: aún estaba todo por descubrir.
De hecho hay fuentes documentales romanas hasta el siglo IV a.n.e.