En julio han visto la luz más de 20.000 documentos que muestran irregularidades en el proceso de registro de pesticidas en Estados Unidos, la colusión entre la industria y las entidades reguladoras, y las mentiras y parcialidad en la información proporcionada a los ciudadanos. Son los llamados “Poison Papers“, un proyecto de Bioscience Resource Project y el Center for Media and Democracy, y que principalmente han sido recopilados por el trabajo de toda una vida de Carol Van Strum, más de 40 años de lucha persiguiendo la verdad y la justicia.
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La historia que nos cuentan Carol Van Strum y los documentos de los Poison Papers es demoledora. Hemos repasado tragedias personales con nombres y apellidos, producidas por una inhumana forma de concebir los negocios, y también por la incompetencia y la corrupción de personas que dirigen los organismos reguladores, políticos, sin olvidar a los investigadores.
Ninguna de las personas afectadas por las fumigaciones en los bosques de Oregón recibieron nunca compensación, ni por parte del Estado ni de las corporaciones. Algunas de ellas murieron esperando que se resolvieran los juicios. Carol Van Strum contestaba así a una mi pregunta sobre si alguna vez Dow, Monsanto u otra corporación se disculpó: “¿Supongo que es una broma?. ¡Ellos NUNCA se disculparían o admitirían que sus productos son dañinos!”
Siempre hay soluciones, alternativas para evitar que las personas sufran. Por ejemplo, como bien se estipulaba en el recorte del periódico mostrado arriba tras la decisión de suprimir los herbicidas en los bosques gestionados por el Serivicio Forestal, era cuestión de invertir más dinero y contratar más trabajadores. Otras veces se podrá emplear otro tipo de productos menos nocivos o incluso inocuos (Martínez, 2017). Siempre hay alternativas, y los recursos para ello se consiguen gestionando mejor las asimetrías entre las ganancias de las grandes corporaciones y las de los primeros eslabones de la cadena.
Si tras lo escrito en este largo post, todavía algún lector se pone el escudo de Monsanto o Dow en la camiseta, y enarbola la bandera de un sistema totalmente liberalizado que permite esas tropelías, que piense por un momento, que quizá un día él, o algún miembro de su familia, podría ser una “evidencia circunstancial”.
Agradecimientos
Mi más sincero agradecimiento a Sharon Lerner (The Intercept), y muy especialmente a Jonathan Latham y Carol Van Strum. Carol, además, ha tenido la gentileza de matizar algunos detalles en versiones anteriores de este post.
UNA AMARGA NIEBLA Y LOS POISON PAPERS
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