Cultura y divulgación
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Oda a la Alegría, el poema de Schiller que inmortalizó Beethoven en su Novena sinfonía  

En 1972, el Consejo de Europa, , un organismo internacional cuyo objetivo era promover la cooperación de los estados europeos y avanzar hacia una una futura unión, adoptó como himno común el cuarto movimiento de la Sinfonía nº 9 en re menor, opus 125 de Beethoven, debidamente arreglado para coro. Para componer esa obra, el célebre músico se había inspirado en Oda a la Alegría, un poema de Schiller escrito unos años antes, si bien la Unión Europea usa sólo la música.

| etiquetas: oda , alegría , schiller , beethoven , novena sinfonía
  1. El poema de Schiller no tiene nada que ver con la letra que le ponemos habitualmente a esa oda:

    ¡Alegría, hermoso destello de los dioses,hija del Elíseo!

    Ebrios de entusiasmo entramos,

    diosa celestial, en tu santuario.

    Tu hechizo une de nuevo lo

    que la acerba costumbre había separado;

    todos los hombres vuelven a ser hermanos

    allí donde tu suave ala se posa.

    Aquel a que la suerte ha concedido

    una amistad verdadera,

    quien haya conquistado a una hermosa mujer,

    ¡una su júbilo al nuestro!

    Aún aquel que pueda llamar suya

    siquiera a un alma sobre la tierra.

    Más quien ni siquiera esto haya logrado,

    ¡que se aleje llorando de esta hermandad!

    Todos beben de alegría

    en el seno de la Naturaleza.

    Los buenos, los malos,

    siguen su camino de rosas.

    Nos dio besos y vino,

    y un amigo fiel hasta la muerte;

    lujuria por la vida le fue concedida al gusano

    y al querubín la contemplación de Dios.

    ¡Ante Dios!

    Gozosos como vuelan sus soles

    a través del formidable espacio celeste,

    corred así, hermanos, por vuestro camino alegres

    como el héroe hacia la victoria.

    ¡Abrazaos millones de criaturas!

    ¡Que un beso una al mundo entero!

    Hermanos, sobre la bóveda estrellada

    debe habitar un Padre amoroso.

    ¿Os postráis, millones de criaturas?

    ¿No presientes, oh mundo, a tu Creador?

    Búscalo más arriba de la bóveda celeste

    ¡Sobre las estrellas ha de habitar!
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