Llámenle Rafael o Brujo. «Una de las dos, da igual», dice. Sea de un modo u otro, los rizos canos que coronan a este hombre dirán que es él, sin duda alguna. Cuenta que, antes, esto de las entrevistas no era su fuerte. Le daban algo de pereza, ahora sólo pide una cosa: «Que fluya». Entre tanto, llega hoy a los Teatros del Canal de la capital con «Misterios del Quijote», donde desmenuzará el mundo laberíntico del básico cervantino.