Mucho antes de que el presidente mulato ocupase la presidencia de los Estados Unidos; mucho antes aún de que Lincoln emancipara a los esclavos, la mansión sita en la Pennsylvania Avenue 1600, se pintó de negro, literalmente. Los responsables no fueron unos grafiteros ni una turba de descontentos a los que no gustaba el color del edificio. No, ni siquiera fueron norteamericanos los causantes de la “gracia”, sino los soldados del imperio que, al no quedarse contento de haber perdido una de sus colonias más importantes, volvió varias décadas despu