Decía Obélix eso de “están locos estos romanos”. Locos no, pero un poco perjudicados sí. De hecho, eso de la conspiración política les encantaba. Lo malo es que no lo hacían de forma demasiado sana: entre conspiradores, pactos, herederos y cambios de régimen se pasaron a cepillo a no pocos líderes políticos. No sé si hay una forma ‘sana’ de montar una conjura, pero la de los romanos era la peor de todas: sangre y, eso sí, citas estupendas en latín que luego repetimos para hacernos los interesantes ¿Y qué tiene todo esto que ver con Podemos?