Hace años, un equipo de oncólogos del Instituto Nacional del Cáncer estadounidense, tras estudiar a 30.000 hombres durante ocho años, habían concluido que la eyaculación previene el cáncer de próstata. El resultado de su investigación, publicada en JAMA, fue que los grandes eyaculadores (al menos veintiún veces al mes) tenían un riesgo tres veces menor de sufrir cáncer de próstata que los que disfrutaban de entre cuatro y siete orgasmos mensuales.