El machista de toda la vida tiene los días contados, y él lo sabe. Por eso se ha reciclado y reinventado, abandonando el “¡mujer tenía que ser!” y tomando el pasivo-agresivo: “yo creo en la igualdad pero tú no buscas eso” o el mucho más novedoso “lo tuyo no es feminismo, es hembrismo”. Con cada ola de feminismo hay una ola de machismo, que se adecúa al contexto para intentar mantener el status quo. Te damos algunas pautas para que reconozcas al neomachista, ya que a simple vista pueden parecer personas normales.