Si bien hace años un satélite era una obra que costaba miles de millones de dólares y solo pertenecía a gobiernos, ahora se han reducido sus costes hasta límites hasta límites asumibles incluso por las universidades. Es el caso de los nanosatélites, un ejemplo más del poder del abaratamiento de la tecnología, la colaboración 2.0 y la filosofía maker. Los nanosatélites poseen una masa de entre 1 y 10 kg, frente a cientos o incluso miles de kilogramos de un satélite comercial típico. Hasta noviembre de 2013, solo había 75 nanosatélites Otros 94.