La tortuga no es un manjar muy valorado, salvo en el Asia Oriental, donde la sopa hecha con su carne se considera una exquisitez, algo con lo que habrían estado de acuerdo los antecesores del Homo sapiens que vivieron hace 400.000 años en lo que hoy es Israel, a juzgar por lo descubierto en la Cueva de Qesem –cerca de Tel Aviv–, uno de los yacimientos más ricos del mundo en restos del Paleolítico Inferior.