Es como si el mar celebrara una gran fiesta. Cada año, de marzo a mayo, las aguas de la bahía de Toyama, en el centro-norte de Honshu, brillan como una bola estroboscópica. Los responsables de este carnaval son los minúsculos Watasenias cintillanso, los calamares luciérnaga; solo miden 7 cm de largo, pero en primavera llegan a millones a desovar. Tienen el cuerpo cubierto de fotóforos, órganos lumínicos que brillan creando formas de un azul brillante. Quizá lo hagan para comunicarse, para confundir a los predadores o para atraer presas, pero lo