Era un secreto a voces que ha despertado las conciencias con el escándalo Volkswagen: las emisiones contaminantes de los vehículos europeos (tanto diésel como gasolina) son superiores a las que marcan los registros oficiales en las pruebas de homologación. Es la diferencia entre los test del laboratorio y el uso diario real del vehículo. En concreto, los coches han emitido una media de un 40% más. Estamos hablando de sustancias que producen cáncer, infartos, derrames cerebrales, embolias, ictus, asma, favorecen las alergias, etc...